Juego de Datos "Asentamientos de Quijos"
Andrea M. Cuéllar

Comparative
Archaeology Database
University of Pittsburgh
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Cronología cerámica y pruebas estratigráficas

Al igual que en prácticamente cualquier parte en el mundo, la mayor parte de la actividad arqueológica en el Ecuador se ha centrado en la descripción de la cerámica, la excavación de sitios monumentales y en rastrear la dispersión de horizontes cerámicos. Dentro de esta línea de investigación, son comunes los intentos para desarrollar nuevas cronologías cerámicas que expliquen las variaciones identificadas entre los distintos sitios de una misma región. La aplicación de este enfoque trae como resultado la subdivisión de tipos cerámicos en más tipos. Aunque sin lugar a duda, contar con una cronología cerámica muy fina no sólo es deseable sino también necesario para responder a la mayoría de las preguntas de investigación en arqueología, no siempre hay un acuerdo sobre qué es lo que constituye una cronología cerámica útil y cuán fina debe ser esta, antes de sentirnos satisfechos con una cronología en particular. El supuesto más común, es que siempre se pueden identificar más tipos y que tener más tipos es, de facto, mejor que tener menos tipos. Es así que se explica la tendencia a intentar perfeccionar constantemente (o a criticar incesantemente) las cronologías cerámicas existentes. Existen varias tareas que los arqueólogos pueden hacer mejor, si es que cuentan con cronologías más finas; sin embargo, el esfuerzo puesto hacia el refinamiento de estas debe ser proporcional a la escala temporal de los procesos sociales que queremos estudiar y a la resolución temporal en la que los problemas de investigación son planteados. El ritmo en el que diferentes cambios sociales operan y cómo estos se expresan a través del cambio en la cultura material, la cerámica en particular, debe ser el factor principal a tomar en cuenta al momento de decidir cuánto esfuerzo invertir en refinar nuestras cronologías (Bailey 1983).

El estudio acerca del surgimiento de cacicazgos en el Valle de Quijos, un proceso de cambio socio-político de largo aliento, trabaja en una escala temporal larga, que puede ser asociada con la capa inferior de la “torta” de escalas temporales propuestas por Braudel. Esta es una escala relacionada con cambios sociales amplios y graduales, cuyos efectos solo son totalmente reconocibles si se miran periodos largos de tiempo. Por lo tanto, la utilización de un esquema cronológico, con periodos largos compuestos por varios siglos, no debería ser visto como un impedimento para realizar este estudio. A pesar de que a primera vista parece innecesario justificar este aspecto de nuestra investigación, hemos querido anticipar las típicas preguntas, como por ejemplo ¿cómo se puede hacer un control de los cambios sociales dentro de un periodo temporal tan largo? o ¿cómo sabemos que las escalas temporales definidas por los arqueólogos sobre la base de cambios en la cultura material son significativos para el análisis del cambio social? La respuesta a la primera pregunta es simple: los cambios dentro de un periodo definido en base a la uniformidad de la cultura material no pueden ser identificados, debido a que se supone—y esto en respuesta a la segunda pregunta—que los cambios sociales y políticos de envergadura tuvieron un correlato material claro. Entonces, los cambios sociales y políticos que no van acompañados de una transformación de la cultura material, no fueron tan drásticos o significativos como los que si produjeron estas transformaciones. Esta idea concuerda con las recientes teorías de materialidad, que indican la necesidad de que los antropólogos reconozcan que lo material y lo social esta mutuamente constituidos. Es decir, es un error el relegar la cultura material como algo incidental al cambio social, sino que por el contrario, esta está entretejida en el proceso de cambio social (e.g. Meskell 2005, Miller 1987, Thomas 2005). Volviendo a la cuestión de las escalas temporales, es pertinente señalar que virtualmente en cualquier patrón social de largo plazo, el cambio, aunque sea direccional (en vez de cíclico, por ejemplo), se produce en forma oscilante, a veces inclinándose hacia lo que será más tarde identificado como una tendencia, y a veces distanciándose de esta misma. Sin embargo, si miramos estas fluctuaciones a una escala mayor, que incluya varias de estas variaciones al mismo tiempo, el efecto general es distinguible e inequívoco. Examinar en detalle cada retroceso o avance en escalas temporales finas, es de un interés intrínseco para entender la naturaleza oscilante de los procesos de cambio social, pero no provee de mayor entendimiento de los patrones temporales de larga duración. De manera similar, los periodos cronológicos definidos en base a cambios limitados en la cultura material también pueden ser vistos como periodos intrínsecamente estables, durante los cuales, y a pesar de las oscilaciones, la falta de dirección es la excepción y no la norma. La adhesión a la noción de cambio y cultura material que aquí discutimos, no requiere del control de estas oscilaciones al interior de un periodo largo de tiempo y no deja dudas sobre lo apropiado de inferir patrones de cambio social en cambios de la cultura material, que fueron producidos a lo largo de periodos extensos de muchos años o siglos (Bailey 2006).

Siguiendo nuestro marco teórico, las secciones subsiguientes describen en detalle la metodología empleada en la clasificación cerámica y en la reconstrucción de una cronología local:


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